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Opinion Vox

DE INTERÉS PÚBLICO: LAS RAZONES DE SILVANO

today25 de enero de 2024 13

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Nadie obtiene justicia; la gente solo tiene buena o mala suerte

Orson Welles (1915-1985) Actor norteamericano

De alguna forma, Silvano Aureoles tiene cierta dosis de razón cuando se muestra airado por que la dirigencia de su partido pretende mandarlo al rincón del ostracismo, cerrándole la puerta, a él y a los suyos, de todo espacio legislativo.

No puede negarse que mantiene un peso específico dentro de su alicaído partido. Fue su último gobernador y no se ve cómo vuelva tener otro. Fue icónica la lucha que dio por evidenciar la injerencia del crimen organizado en las elecciones. Pocos en el PRD han tenido las agallas de confrontar abiertamente a Andrés Manuel López Obrador, y mantiene un liderazgo indiscutible en sectores sólidos del perredismo no solo michoacano, sino nacional.

Por eso, y porque no hay muchos en lo que queda del PRD con el peso de Aureoles, es que pareciera natural su inconformidad cuando Jesús Zambrano lo envía a la congeladora, junto con sus cuadros aspirantes a candidaturas, Edna Díaz principalmente. Acaso su reacción no fue la más tersa en términos de civilidad política, enviando a sus huestes a tomar las oficinas del partido en Morelia, pero tampoco es que en el PRD se caractericen por la sutileza y la elegancia para dirimir diferencias.

Su encono se acentúa cuando ha quedado claro que Zambrano se ha asegurado, vía el agandalle, una Senaduría, en el clásico acaparamiento mafioso del poder. Aureoles exige la renuncia de Zambrano y del líder estatal, Octavio Ocampo. Difícilmente las logrará, sobre todo la primera. A quien sí puede poner contra la pared es a Ocampo.

Si alguien ha vivido las buenas y las malas de la política partidista y del servicio público, es Aureoles. Le ha tocado tragar sapos y culebras lo mismo que saboreado las mieles del triunfo y el poder. Hoy le toca perder, pero de todo se le podrá acusar, menos de que no es un guerrero de la política. Está herido, pero no parece que de muerte. Si no, al tiempo.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 260 días.

X@jaimelopezmtz

Escrito por Jaime López Martínez

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