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El asesinato del Presidente de la Asociación de Citricultores del Valle de Apatzingán, Bernardo Bravo Manríquez dejó al descubierto la operación y actividad delictiva de al menos cinco cárteles en la región de tierra caliente.
Además algunas versiones periodísticas revelan incluso ya a cabecillas delincuenciales que ordenaron el asesinato del joven citricultor el pasado domingo.
Según publicaciones periodísticas de los diarios Reforma y El Universal son los cárteles de Los Viagras, Templarios, Blancos de Troya, cártel Jalisco y Cárteles Unidos los que hoy se disputan el control de las diferentes actividades productivas de la región.
Desde 2013 en aquel momento, Los Caballeros Templarios; el grupo hegemónico de la delincuencia, cobraba cuotas aguacateros y a limoneros; hoy estos otros grupos que son células del crimen cobran el doble de extorsión.
Los grupos delincuenciales no solamente cobran el derecho de piso o la extorsión al corte y producción sino también al empaque y a la comercialización del producto.
El crimen organizado quiere el control no solamente del precio de limón sino de la industria completa.
Asimismo se informó también que el asesinato de Bernardo Bravo lo acordaron tres líderes criminales entre ellos César Sepúlveda Arellano alias El Botox vinculado al cartel Michoacán Nueva Generación, según la publicación del periódico El universal.
Por lo pronto hoy está muerto como otros tantos limoneros de la región, Bernardo Bravo que fue el que levantó la voz por su sector y denunció la violencia, extorsión de la que son víctima los productores, empacadores y comercializadores del limón no solo en Apatzingán sino en la mayor parte de la zona productiva.
Escrito por Yazmin Ferreyra
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