La construcción de la paz no significa que desaparece la violencia: arzobispo dijo que caso Coahuayana obliga a reforzar mecanismos

Lamentó ese ataque terrorista, y afirmó que por más agresiva que sea la violencia «más nos desafía para que nos empeñamos en construir la paz»

Tras lamentar el atentado terrorista ocurrido ayer en Coahuayana, el arzobispo de Morelia, Monseñor Carlos Garfias Merlos, expuso que este hecho evidentemente dramático y trágico refleja que «desgraciadamente en lugar de que pareciera que disminuye la violencia, se exacerba, y yo creo que nos reta y nos desafía a buscar todas las maneras de colaboración y de aportación en relación a la construcción de la paz».

«Yo creo que lo que pasó ahí sigue siendo un desafío» de violencia, repuso consultado al respecto este lunes, referente a esos hechos sangrientos que cobraron la vida de cinco personas y dejaron devastado el centro de ese municipio, sobre lo cual abundó que por más que se estén implementando acciones y haya compromiso por buscar pacificar siguen ocurriendo esos hechos violentos que «lamentablemente siguen siendo un desafío», pero observó que obligan a reforzar esos mecanismos que se buscan de seguridad en todos los rubros y «que podamos reunirnos e implementar todo lo que sea posible en relación a la construcción de la paz», insistió.

El jefe pastoral no quiso descalificar el Plan Michoacán que ya implementa desde el mes pasado el Gobierno Federal ante la serie de hechos violentos que se han sucedido en las últimas semanas, incluyendo este atentado ayer en Coahuayana, pues «finalmente no es que porque yo digo que voy a construir la paz desaparezca la violencia, sino la violencia desafía a que sigamos buscando alternativas para construir la paz», precisó para agregar que «para mí la mejor lectura va a ser siempre esa, por más agresiva que sea la violencia más nos desafía para que nos empeñamos en construir la paz», enfatizó.

Dijo que las acciones contenidas en ese plan y que fueron presentadas la semana pasada en donde él estuvo presente son favorables, como el esfuerzo de desarme «es valioso», como capacitar a los niños y a los adolescentes sobre el alcohol, etcétera. Ese plan tiene lineamientos que buscan construir la paz de manera conjunta, pero esta no se puede decretar y construir de la noche a la mañana, se tiene que dar mucha continuidad y más ahora con hechos como el ocurrido ayer obligan a mantener esa necesidad y un más fuerte empeño de construir la paz.

Reiteró Monseñor Garfias Merlos su llamado al gobierno estatal «para que nos tome en cuenta», dijo, pues la Iglesia Católica dispone de varios programas y acciones en los que puede participar en esta construcción de la paz sobre todo con su labor de atención a las víctimas de la violencia, a través de los centros de escucha del Arzobispado. Tiene qué ser un esfuerzo coordinado y organizado de las autoridades civiles con las autoridades religiosas, y con la sociedad civil es un esfuerzo a reforzar por los eventos que han sucedido: «queremos estar dispuestos para lo que podamos».

Lo de ayer, reafirmó, «nos exige más, nos desafía más, no es poner en duda todo lo que se ha hecho sino poner más empeño para construir la paz».