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El poder no corrompe; el miedo corrompe, tal vez el miedo a perder el poder:
John Steinbeck (1902-1968) Escritor estadounidense
Que Arturo Escobar, líder nacional del Partido Verde, “destape” a Ernesto Núñez Aguilar como su aspirante a la candidatura a gobernador, siempre bajo las siglas de la 4T, no debe sorprender a nadie. Vaya, ni siquiera es “nota”.
Solo es cosa de ver cómo se ha comportado históricamente el Verde en términos electorales, para caer en la cuenta que el anuncio de Escobar simplemente es seguir el script: venderse al mejor postor para garantizar sacar raja y lo que eso significa en términos de posiciones políticas y de costales de dinero.
El Verde, cual meretriz venida a menos, se ha vendido al PRI y al PAN cuando eran partidos fuertes, y cuando vinieron a menos no tuvo rubor en aceptar la posición de rémora con el nuevo mandón de la cuadra, Morena. Y si mañana Morena sucumbe -no se ve cómo en el horizonte- los niños verdes ofrecerán sus caricias al que calibren como más fuerte. Es el signo del Verde, que de ecologista sólo tiene el membrete.
Así las cosas, el supuesto “destape” de Escobar en favor de su pupilo, el diputado federal Núñez, no es sino parte de la estrategia negociadora tradicional de ese partido: el propio Núñez había anticipado que apoyaba a Raúl Morón en la búsqueda de la candidatura cuatroteísta, y el anuncio de Escobar este jueves en Morelia sólo tiene por objeto encarecer la negociación con Morena, y que en su momento el legislador “acepte” hacerse a un lado a cambio de que le garanticen la candidatura a la alcaldía moreliana.
Así ha operado siempre el Verde. Así ha alcanzado posiciones que por sí mismo jamás obtendría, y así se han vuelto millonarios sus líderes. ¿Cómo porqué sería diferente ahora, si el camino de siempre ha sido altamente redituable? Ni modo que el Verde repentinamente vaya a tener un golpe de decencia y moralidad. Si no, al tiempo. X@jaimelopezmtz
Escrito por Jaime López Martínez
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