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Cuando hayas de sentenciar procurar olvidar a los litigantes y acordarte solo de las causas:
Epicteto de Frigia (55-135) Filósofo griego
Con más pena que gloria termina el primer año de la Legislatura local y con él la presidencia de Juan Antonio Magaña de la Mora.
Giuliana Bugarini fue designada por la aplanadora cuatroteísta para presidir al Congreso del Estado en el segundo año. Los perfiles de ambos son clara muestra del bajísimo nivel de la actual Legislatura.
Magaña es un abogado con sólida formación profesional y una respetable trayectoria como juzgador. Pero justamente por eso resultó una decepción cuando se sumó a la embestida oficial contra el Poder Judicial michoacano, su poder, del que formó parte tres décadas y al que llegó a presidir. Aún así, no tuvo empacho en votar por la pulverización de su autonomía y su independencia, vía la aprobación de dictatoriales elecciones para designar a los “nuevos” juzgadores.
Por lo demás, su paso por la Presidencia del Congreso fue lo que le sigue de gris: insulsa.
Y de Bugarini, qué decir: es igualmente la incongruencia en todo su esplendor. De perredista y en particular silvanista a ultranza, brincó a morenista de hueso colorado. Esa facilidad para dar la espalda a lealtades y compromisos, la vuelve una política que genera desconfianza y recelo, factores que no le sirven mucho en la delicada tarea que ahora ejercerá.
No hay elementos para suponer que la vida institucional del Congreso transitará por caminos más fluidos. Bugarini no ha demostrado nada que no sea pragmatismo para acomodarse a los tiempos y los escenarios a los que más raja pueda sacar.
Pero es lo que hay. En otro tipo de Legislaturas ni Magaña ni Bugarini hubieran alentado esperanzas de trascender, por su bajo nivel político. En los tiempos estelares de la tiranía cuatroteísta, nada sorprende.
X@jaimelopezmtz
Escrito por Jaime López Martínez
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