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Urquiza es subordinado actualmente del propio Torres Piña, en su calidad de subsecretario de Enlace Legislativo. No se le ubica como un servidor público de altas prendas intelectuales, ni grandes dotes políticas, pero sí institucional y pragmático.
Hasta donde se sabe, el gobernador Ramírez Bedolla deshoja aún la margarita, con un abanico de perfiles que incluye también a Gabriela Molina, la secretaria de Educación, y al diputado Marco Polo Aguirre. Sin embargo, Urquiza es el nombre que Torres Piña puso en la mesa de Bedolla, y dado el peso que el próximo fiscal tiene, puede darse por hecho que el gobernador atenderá esa sugerencia.
En realidad, la llegada de Urquiza a Segob será una evidencia del reforzamiento y la consolidación del poderío de Torres Piña de cara el cierre de la administración bedollista.
La fortuna no le ha sonreído al de Paracho en coyunturas electorales, pero ha tenido la capacidad de reponerse y reinventarse como el hombre fuerte y de todas las confianzas del gobernador, con quien su acuerdo político lejos de debilitarse, parece más sólido y vigente que nunca: manejar los hilos de la política, del proceso electoral y de la procuración de justicia, no es poca cosa. Toda esa concentración de poder tendrá Torres Piña. Solo el tiempo dirá si ello es sano o no. X@jaimelopezmtz
Escrito por Jaime López Martínez
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