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NOTAS IMPORTANTES

Los obispos del país «no podemos ser indiferentes» ante realidad de asesinatos, secuestros, desplazados, inseguridad y delincuencia organizada

today18 de noviembre de 2025 3

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Sin adoptar posición política, los jefes pastorales apuntan que la unidad no se construye anulando diferencias, y se dicen abiertos a dialogar

«Vivimos tiempos difíciles»: la violencia se ha vuelto cotidiana, ese cáncer del crimen organizado «que padecemos desde hace años ha extendido sus tentáculos a muchos rincones del país. Ninguno de los dirigentes que gobierna México ha logrado erradicar este mal», condenan. Asesinatos, desapariciones, desplazados, inseguridad, delincuencia organizada y violencia son cotidianas. El Estado en muchos lugares ha cedido el control territorial a grupos delictivos y no logra recuperarlos.

Así han observado los obispos de México agrupados en la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) tras analizar la situación que atraviesa el país. Ello durante su CXIX (119) asamblea nacional donde, lejos de adoptar una posición política o partidista, sino como pastores del pueblo de Dios «no podemos ser indiferentes ante el sufrimiento de nuestro pueblo, ni permanecer neutrales cuando está en juego la dignidad de las personas», han señalado.

Sobre todo en estos tiempos en que notan «con preocupación cómo algunos discursos públicos construyen una narrativa que no corresponde a la experiencia cotidiana de millones de mexicanos», en que «nos han dicho» que la violencia ha disminuido, que se combate la corrupción, que la economía va bien, que se respetan las libertades «y que somos el país más democrático», pero en que por el contrario los índices de inseguridad lo sufren muchas familias que han perdido seres queridos o han sido desplazadas y viven con miedo constante, en tanto la corrupción sigue imperante con casos graves y escándalos que no se percibe ni siquiera voluntad para esclarecerlos y permanecen en la impunidad, en tanto la economía de muchas familias va mal porque no pueden ni siquiera llenar su canasta básica.

Además lamentan que muchos jóvenes no encuentran oportunidades de trabajo, y tampoco se respeta la libertad de expresión porque justamente quienes expresan sus opiniones críticas son descalificados y señalados desde las más altas tribunas del poder como «tampoco somos del país más democrático» porque en la realidad están comprometidos los organismos e instituciones que antes garantizaban auténtica participación ciudadana, y el poder ha sido concentrado de manera arbitraria.

Encabezados por el presidente de la CEM, Monseñor Ramón Castro Castro, quien también es obispo de Cuernavaca, los jefes pastorales de todas las diócesis del país han afirmado que la unidad no se construye anulando diferencias sino reconociendo en cada rostro la imagen de Dios, y por ello la Virgen de Guadalupe, Reina de México, debe ser hoy «un signo de fortaleza para liberarnos de la violencia, la pobreza y la injusticia», en medio de este desolador panorama en que las familias disgregadas no logran poder mantener una sociedad cohesionada, denuncian también que «estamos viviendo una sistemática desestructuración familiar que genera una desestructuración social».

Amén de que las políticas públicas educativas actuales sin ningún diálogo genuino con padres y docentes promueven desde la alta esfera «de manera sutil y de manera explícita también una visión ajena a la dignidad integral de la personalidad humana», porque se introduce en las escuelas una ideología que relativiza la complementariedad hombre y mujer que diluye la identidad sexual, han reclamado.

Y en un posicionamiento público de las conclusiones de todo este análisis de la situación «que pudiera padecer que es un diagnóstico que lleva al pesimismo», han afirmado que «el pueblo de Dios no está solo y que Dios no nos ha abandonado, camina con nosotros, con su pueblo herido y Él es más grande que todo», por lo que han convocado a todos los fieles a no perder la fe porque en Cristo Rey, de su mano y bajo el manto de nuestra Virgen de Guadalupe México seguirá su camino. Así como que la esperanza cristiana «no consiste en cerrar los ojos ante el mal, sino mantenerlos abiertos reconociendo que Cristo ha vencido el mal con el bien».

Por ello han llamado a que emprendamos nuestros caminos de paz y solidaridad para cambiar nuestra realidad hacia la justicia y la fraternidad, manteniendo la fe y sin decaer. Admiten que «los obispos mexicanos no tenemos la solución, pero estamos dispuestos a buscarla en diálogo con todos los que verdaderamente aman a México más allá del partido político en que militen». Entre tanto encomiendan a México a su Reina y señora Madre la Virgen de Guadalupe, y a seguir construyendo junto con Cristo Rey como única y verdadera esperanza de México, concluyó Monseñor Castro Castro, acompañado de Monseñor Héctor M. Pérez Villarreal, obispo auxiliar de México y quien es secretario de la CEM.

Escrito por Teresa de la Torre

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